El procedimiento consiste en eliminar el exceso de piel en párpados inferiores o superiores, y dicha intervención será analizada y comentada con cada paciente de manera minuciosa, de forma que se contemple cualquier limitación o información que sea importante para cada caso.
Se trata de una intervención sencilla y generalmente de carácter ambulatorio, que requiere anestesia localizada, y sedantes para garantizar la tranquilidad del paciente durante el proceso, que puede durar entre una y tres horas.
Se procura que las cicatrices coincidan con el pliegue de los párpados, con el fin de que pasado el tiempo sea imperceptible a la vista. En el caso de los párpados inferiores, se procura que la cicatriz quede justo debajo de las pestañas inferiores, para evitar que se vea.
No se trata de una intervención que proporcione demasiados problemas, pueden aparecer hematomas, y el paciente podrá volver a la vida cotidiana en menos de una semana.
Es posible tener sensación de tirantez e hinchazón por la inflamación. Tras la intervención se debe hacer uso de colirios y pomadas para curar, y ello puede ocasionar visión borrosa. Se aconseja tras la intervención, dormir con la cabeza elevada para evitar la acumulación de líquidos y para ayudar a que el edema no dure más tiempo. Son recomendables los masajes de drenaje linfático realizados por profesionales cualificados.