La rinoplastia se puede practicar con anestesia local o bien general, y su duración varía entre una o dos horas, suele ser una intervención ambulatoria, aunque en algunos casos puede requerir hospitalización.
Como es conocido, la nariz sigue creciendo a medida que pasan los años, por lo que es necesario no realizar la rinoplastia antes de que el rostro se haya desarrollado completamente, esto puede ser como mínimo a partir de los 18 años.
El paciente apenas percibirá rastro de cicatriz, y podrá notar resultados a los pocos días. Tras la intervención se colocan unos tapones que son retirados a las 24 o 48 horas. El resultado definitivo puede valorarse en unas tres semanas pero sabemos que la nariz tratada puede sufrir pequeños cambios durante meses e incluso un año.
La recuperación es rápida, aunque en algunos casos puede que aparezcan hematomas, que desparecen a los pocos días.